Panes y Peces – Harina

LEVADURAS Y FERMENTOS

Se denomina levadura o fermento a cualquiera de los diversos organismos eucariotas, clasificados como hongos microscópicos unicelulares, que son importantes por su capacidad para realizar la descomposición mediante fermentación de diversos cuerpos orgánicos, principalmente los azúcares o hidratos de carbono, produciendo distintas sustancias.

En la antigüedad se usaban procesos de leudado para producir alimentos: leudado de la harina para hacer pan y fermentación de la leche para fabricar cuajada o yogur; y también la fermentación de la uva para producir vino y en América fermentación del maíz para la chicha. Estas bebidas fermentadas eran usadas en diversos rituales en honor a los dioses, eran bebidas que participaban de las ceremonias religiosas. Se consideraba que su mismo poder transformador  era una forma de acercarse a los dioses.

La fermentación de azúcares (carbohidratos) por la levadura es la aplicación más grande y antigua de esta tecnología. La levadura que se aplica  para hacer el pan se llama Saccharomyces cerevisiae. Este hongo se duplica cada 90 minutos en condiciones nutritivas favorables, es económico y es sencillo cultivarlo. La adición de la levadura provoca la fermentación de la masa antes del horneado, y como consecuencia, le proporciona un volumen y una esponjosidad debido a la producción de pequeñas burbujas de dióxido de carbono (CO2) que se quedan inmersas entre la masa húmeda de la harina.

Se utilizan muchos tipos de levaduras para hacer muchos alimentos: la levadura de panadería en la producción de pan, levadura de cerveza en la fermentación de la cerveza y la levadura en la fermentación del vino.

Se desconoce con exactitud cuándo se comenzó a elaborar el pan leudado. Los registros de las más antiguas civilizaciones ya lo presentan. En cuanto a su origen, los investigadores especulan en relación a una mezcla de comida de harina y agua  que fue dejada más tiempo del habitual en un día cálido y las levaduras que se producen en los contaminantes naturales de la harina ocasionaron que fermentara antes de hornear. El pan resultante habría terminado sido más ligero y más sabroso que la torta plana y dura normal.

SIMBOLISMO DE LAS LEVADURAS Y FERMENTOS

Las levaduras y fermentos provocan un proceso de transformación irreversible. La levadura tiene un simbolismo polisémico, ya que esa transformación puede considerarse como un bien o como un mal. Tenemos imágenes del leudado como algo bueno, por ejemplo cuando se habla del resultado final en el pan Mt 13,33. Pero también puede usarse como imagen de algo malo que va corrompiendo y pudriendo todo lo que está alrededor, como la levadura de los fariseos Mc 8,13-21.

EN LOS RITUALES

En los rituales religiosos, encontramos que las bebidas fermentadas son usadas con sentido ritual, tanto el vino en Medio Oriente y la cuenca del Mediterráneo, como la chicha en América.
Por el contrario, con respecto a la levadura del pan sobresale su sentido negativo, de corrupción y prutefacción, por lo cual los panes que se ofrecen deben ser panes puros, sin levadura. La levadura cambia el carácter natural del don ofrecido a Dios, y en cierto modo lo profana. Se puede también descubrir en ello una reacción contra los usos cultuales cananeos, como denuncia el profeta Amós (4 ¡Vayan a Betel, y pequen,/a Guilgal, y pequen más todavía!/Ofrezcan sus sacrificios por la mañana,/y al tercer día sus diezmos;/5 quemen masa fermentada en acción de gracias,/proclamen públicamente sus ofrendas voluntarias,/ya que es eso lo que les gusta, israelitas,/–oráculo del Señor–. Am 4,5)

1 Cuando un persona ofrezca al Señor una oblación, su ofrenda consistirá en harina de la mejor calidad; sobre ella derramará aceite y pondrá incienso. 2 La llevará a los hijos de Aarón, los sacerdotes, y el sacerdote tomará un puñado de la harina con aceite y todo el incienso, y hará arder sobre el altar ese memorial, como una ofrenda que se quema con aroma agradable al Señor. 3 El resto de la oblación será para Aarón y sus hijos, como una porción santísima de las ofrendas que se queman para el Señor.
4 Si presentas una oblación de alimentos cocidos al horno, la ofrenda será de harina de la mejor calidad, preparada en forma de panes sin levadura amasados con aceite, o de galletas sin levadura untadas con aceite.
5 Si ofreces una oblación de alimentos fritos a la sartén, la harina estará amasada con aceite y no llevará levadura. 6 Deberás cortarla en pedazos y derramar aceite sobre ella: es una oblación. (Lv 2,1-5)

18 No acompañarás con pan fermentado la sangre de mis sacrificios, ni dejarás para el día siguiente la grasa de la víctima ofrecida en mi fiesta.
19 Llevarás a la Casa del Señor, tu Dios, lo mejor de los primeros frutos de tu suelo. No harás cocer un cabrito en la leche de su madre. (Ex 23)

Este pan sin levadura se presentaba todos los días en el Templo. Se conocía como «los panes de la presencia»:
5 Prepara además doce tortas de harina de la mejor calidad, empleando dos décimas partes de una medida para cada una. 6 Luego las depositarás en la presencia del Señor, en dos hileras de seis, sobre la mesa de oro puro; 7 y sobre cada hilera pondrás incienso puro, como un memorial del pan, como una ofrenda que se quema para el Señor. 8 Esto se dispondrá regularmente todos los sábados delante del Señor: es una obligación permanente para los israelitas. 9 Los panes serán para Aarón y sus hijos, y ellos deberán comerlos en el recinto sagrado, porque se trata de una cosa santísima. Es un derecho que Aarón tendrá siempre sobre las ofrendas que se queman para el Señor. (Lv 24,5)

Jesús hace referencia a estos panes de la presencia cuando señala que quedan superadas las barreras entre lo puro y lo impuro, y denuncia el excesivo formalismo y legalismo de los fariseos:

23 Un sábado en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos comenzaron a arrancar espigas al pasar. 24 Entonces los fariseos le dijeron: «¡Mira! ¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?». 25 Él les respondió: «¿Ustedes no han leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus compañeros se vieron obligados por el hambre, 26 cómo entró en la Casa de Dios, en el tiempo del Sumo Sacerdote Abiatar, y comió y dio a sus compañeros los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes?». 27 Y agregó: «El sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado. 28 De manera que el Hijo del hombre es dueño también del sábado».(Mc 2)

El episodio de David está narrado en 1 Sam 21.

PascuaPASCUA Y PAN SIN LEVADURA

Para preparar el pan leudado, se retiraba cada día un poco de la masa fermentada, reservándola para el día siguiente. Luego, se tomaba parte de esa masa madre o masa esponja, y se volvía a poner en harina para fabricar el pan. Así, simbólicamente, un pan leudado siempre traía algo «viejo», un fermento «de arrastre» de un proceso anterior.
Los pueblos campesinos de la Medialuna Fértil conocían la práctica de comer pan sin levadura como una forma de festejar el año nuevo. Así se «cortaba» el ciclo del fermento, indicando que comenzaba una nueva etapa. Israel adopta esta práctica del pan sin levadura, aplicándola al acontecimiento fundante de su historia: el Exodo. El Exodo marca la intervención de Dios en la historia y el nacimiento del pueblo: todo es nuevo, por eso se debe desechar el viejo fermento.

Pan ázimo, sin fermento, sin levadura:

15 Durante siete días ustedes comerán panes sin levadura. A partir del primer día, harán desaparecer la levadura de sus casas, porque todo el que coma pan fermentado, desde el primer día hasta el séptimo, será excluido de Israel. 16 El primer día celebrarán una asamblea litúrgica, y harán lo mismo el séptimo día. En todo este tiempo no estará permitido realizar ningún trabajo, exceptuando únicamente el que sea indispensable para preparar la comida. Ex 12,15-19.

Es el pan del apuro:
39 Como la pasta que habían traído de Egipto no había fermentado, hicieron con ella galletas ácimas. Al ser expulsados de Egipto no pudieron demorarse ni preparar provisiones para el camino.  Ex 12,39.
Además, se debe considerar que la galleta no leudada (MATZA) en hebreo, se conserva por más tiempo que el pan leudado.

En la celebración de Pesaj se recita «Este es el pan de la pobreza que nuestros padres comieron en la tierra de Egipto».

En la última cena, Jesús estaba celebrando Pascua con su comunidad, por lo tanto, usó pan sin levadura. Así mantenemos nosotros esta práctica, y por eso la hostia es pan sin levadura.

EN EL NUEVO TESTAMENTO

La levadura: Cualquier persona que amasa conoce el efecto de la levadura una vez mezclada con la harina. Allí comienza un proceso de transformación imposible de volver atrás, irreversible. Si este proceso no se aprovecha para hacer el pan, la harina se pudrirá.

El sentido positivo de la transformación aparece en la parábola del Reino,
Dijo también: «¿Con qué podré comparar el Reino de Dios? 21 Se parece a un poco de levadura que una mujer mezcló con tres medidas de harina, hasta que fermentó toda la masa».  Lc 13,20-21

Después les dijo esta otra parábola: «El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con tres medidas de harina, hasta que fermenta toda la masa».  Mt 13,33.

El sentido negativo es la putrefacción. Sobre esto  advierte Jesús cuando habla de la levadura de Herodes y de los fariseos: una presencia y una  enseñanza que pueden corromper todo lo bueno que Jesús les transmitió a sus discípulos:

14 Los discípulos se habían olvidado de llevar pan y no tenían más que un pan en la barca. 15 Jesús les hacía esta recomendación: «Estén atentos, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes». 16 Ellos discutían entre sí, porque no habían traído pan. 17 Jesús se dio cuenta y les dijo: «¿A qué viene esa discusión porque no tienen pan? ¿Todavía no comprenden ni entienden? Ustedes tienen la mente enceguecida. 18 Tienen ojos y no ven, oídos y no oyen. ¿No recuerdan 19 cuántas canastas llenas de sobras recogieron, cuando repartí cinco panes entre cinco mil personas?». Ellos le respondieron: «Doce». 20 «Y cuando repartí siete panes entre cuatro mil personas, ¿cuántas canastas llenas de trozos recogieron?». Ellos le respondieron: «Siete». 21 Entonces Jesús les dijo: «¿Todavía no comprenden?». Mc 8. Este pasaje se encuentra inmediatamente después del reparto de los panes a la multitud.

11 ¿Cómo no comprenden que no me refería al pan? ¡Cuídense de la levadura de los fariseos y de los saduceos!». 12 Entonces entendieron que les había dicho que se cuidaran, no de la levadura del pan, sino de la doctrina de los fariseos y de los saduceos. Mt 16,11-12;

En las cartas de San Pablo
6 ¡No es como para gloriarse! ¿No saben que «un poco de levadura hace fermentar toda la masa»? 7 Despójense de la vieja levadura, para ser una nueva masa, ya que ustedes mismos son como el pan sin levadura. Porque Cristo, nuestra Pascua, ha sido inmolado. 8 Celebremos, entonces, nuestra Pascua, no con la vieja levadura de la malicia y la perversidad, sino con los panes sin levadura de la pureza y la verdad. 1ª. Cor 5,6-8

Entre los gálatas, algunos estaban predicando que debían practicar la circuncisión y todo el ritual judío como medio para obtener la salvación. San Pablo considera que esta doctrina está corrompiendo a la comunidad:

7 ¡Ustedes andaban tan bien! ¿Quién les impidió mantenerse fieles a la verdad? 8 ¡No habrá sido a instancias de aquel que los llama! 9 «Un poco de levadura hace fermentar toda la masa» Gál 5,9

LA HARINA

La harina evoca no sólo el grano del cual proviene – trigo, cebada, maíz – sino también el trabajo humano por el cual se la obtuvo. Durante siglos, el trabajo de la molienda fue doméstico y artesanal (Jc 6,11-12), muchas veces realizado directamente por las mujeres de la casa :

De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada.” (Mt 24,41)

Por ser un alimento básico, las espigas y la harina están presentes en las ofrendas y rituales (Lv 23,9-14; Nm 15,1). Así se da gracias a Dios que hace brotar de la tierra lo necesario para la vida.

En las ofrendas se presenta “flor de harina”, es decir, la harina blanca y pura, ya que no era costumbre comer la cáscara (salvado) ni lo que conocemos hoy como harina integral. El profeta Amós denuncia a los comerciantes que venden harina elaborada con la cáscara del grano:

4 Escuchen esto, ustedes, los que pisotean al indigente

para hacer desaparecer a los pobres del país.

5 Ustedes dicen: “¿Cuándo pasará el novilunio

para que podamos vender el grano,

y el sábado, para dar salida al trigo?

Disminuiremos la medida, aumentaremos el precio,

falsearemos las balanzas para defraudar;

6 compraremos a los débiles con dinero

y al indigente por un par de sandalias,

y venderemos hasta los desechos del trigo”.

7 El Señor lo ha jurado por el orgullo de Jacob:

Jamás olvidaré ninguna de sus acciones. (Amós 8,4-6)

Los profetas Elías y Eliseo

Estos profetas vivieron en Israel, el reino del Norte, alrededor del año 850 a.C. Son los defensores de la fe en Yavé, en momentos en que los reyes de Israel se ven influenciados por la religón cananea que honra a Baal. El nombre Elías significa “Mi Dios es Yavé” y Eliseo “Yavé ha ayudado”. Las acciones milagrosas que realizan son signo de la providencia de Dios que no abandona a los pobres.

Elías y la viuda de Sarepta

7 Pero, al cabo de un tiempo, el torrente se secó porque no había llovido en la región. 8 Entonces la palabra del Señor llegó a Elías en estos términos: 9 “Ve a Sarepta, que pertenece a Sidón, y establécete allí; ahí yo he ordenado a una viuda que te provea de alimento”.

10 Él partió y se fue a Sarepta. Al llegar a la entrada de la ciudad, vio a una viuda que estaba juntando leña. La llamó y le dijo: “Por favor, tráeme en un jarro un poco de agua para beber”. 11 Mientras ella lo iba a buscar, la llamó y le dijo: “Tráeme también en la mano un pedazo de pan”. 12 Pero ella respondió: “¡Por la vida del Señor, tu Dios! No tengo pan cocido, sino sólo un puñado de harina en el tarro y un poco de aceite en el frasco. Apenas recoja un manojo de leña, entraré a preparar un pan para mí y para mi hijo; lo comeremos, y luego moriremos”. 13 Elías le dijo: “No temas. Ve a hacer lo que has dicho, pero antes prepárame con eso una pequeña galleta y tráemela; para ti y para tu hijo lo harás después. 14 Porque así habla el Señor, el Dios de Israel:

14 El tarro de harina no se agotará

14 ni el frasco de aceite se vaciará,

14hasta el día en que el Señor haga llover

14 sobre la superficie del suelo”.

15 Ella se fue e hizo lo que le había dicho Elías, y comieron ella, él y su hijo, durante un tiempo. 16 El tarro de harina no se agotó ni se vació el frasco de aceite, conforme a la palabra que había pronunciado el Señor por medio de Elías.

(1 Re 17,7-16)

Esta mujer estaba en una situación límite. Hacía tres años que había sequía en el país, ella era viuda y tenía un hijo chico. En ese puñado de harina y ese poco de aceite, esta mujer sólo podía ver la muerte: “lo comeremos, y luego moriremos”. Y sin embargo, confió plenamente en la palabra del profeta, “hombre de Dios”, que le pidió que primero hiciera un pan para él. La situación ya era difícil, y el profeta, con su pedido, la tensó más aún.

Allí, en el límite, en el puñadito donde parece que ya no se puede esperar nada, allí Dios hace el milagro. La cuestión está en poner eso poquito que hay. Dios se encarga de multiplicarlo.

Eliseo y la harina en la sopa

38 Eliseo volvió a Guilgal, cuando el hambre se hacía sentir en la región. Mientras la comunidad de profetas estaba sentada delante de él, dijo a su servidor: “Coloca sobre el fuego la olla grande y prepara un caldo para la comunidad de profetas”. 39 Uno de ellos salió al campo para recoger algunas hierbas. Encontró una especie de viña silvestre, de la que recogió los frutos salvajes hasta llenar su manto. Al volver, los cortó en pedazos y los echó a la olla del caldo, porque nadie sabía lo que eran. 40 Luego sirvieron la comida a los hombres, pero apenas probaron el caldo, se pusieron a gritar: “¡La muerte está en esa olla, hombre de Dios!”. Y no pudieron comer. 41 Eliseo dijo: “Traigan harina”. Él la arrojó en la olla y agregó: “Sírvele a esta gente, para que coman”. Y ya no había nada malo en la olla. (2 Re 4,38-41)

Luego se produce el milagro del reparto de los panes. En estos “milagros de donación” siempre hay algo material que una persona pone a disposición. Y eso poco, aunque parezca que no será suficiente, llega a cubrir las necesidades y en algunos casos, hasta sobra. Porque Dios no es mezquino.

Preparando pan

El Reino de los Cielos es semejante a la levadura que tomó una mujer y la metió en tres medidas de harina, hasta que fermentó todo. (Mt 13,33)

Observando trabajar a las mujeres, Jesús encuentra la forma para hablar del Reino de Dios.

Pero cualquier mujer de su familia podría haber objetado que con eso sólo no se hace el pan. No basta con echar la levadura. Hay que amasar y sobar el bollo hasta que adquiere la elasticidad necesaria para leudar bien. Sin embargo, parece que a propósito Jesús quiere saltearse esa parte: el trabajo de las manos que amasan. En la parábola, el acento está puesto en el poder de la levadura: apenas un puñadito que lleva encerrado en sí mismo un gran poder. La levadura queda escondida, totalmente compenetrada en la masa, y la masa ya no queda igual. Una fuerza misteriosa y transformadora se está desplegando, afectando toda la harina, para que crezca y se convierta en ese rico pan que despide su aroma en la mesa familiar.

¡Cómo habrá disfrutado Jesús el humeante pan casero amasado por las mujeres de su familia! Allí, en el pan cotidiano, en la pequeña transformación doméstica y silenciosa, encontró Jesús los signos para hablar del Reino.

Del libro «Jesús miraba mujeres», Ed. Claretiana, de María Gloria Ladislao

 TRIGO – HARINA – FERMENTO

 

ESPIGAS-GRANO

Ofrendas: Lv 23,9-12;  Nm 15,1

Grano, muerte y renacimiento: Jn 12,23-25

MOLIENDA Y HARINA

Los molinos caseros: Jc 6,11-12.19; Mt 24,41

Abundancia que salva la vida de los pobres: 1 Re 17,7-16

FERMENTO

La levadura: Cualquier persona que amasa conoce el efecto de la levadura una vez mezclada con la harina. Allí comienza un proceso de transformación imposible de volver atrás, irreversible. Si este proceso no se aprovecha para hacer el pan, la harina se pudrirá.

El sentido positivo de la transformación aparece en la parábola del Reino, en Lc 13,20-21 y Mt 13,33.

El sentido negativo es la putrefacción. Sobre esto  advierte Jesús cuando habla de la levadura de Herodes y de los fariseos: una presencia y una  enseñanza que pueden corromper todo lo bueno que Jesús les transmitió a sus discípulos (Mc 8,13-21)

   Sentido positivo y negativo: Lc 13,20-21; Mt 16,11-12; 1ª. Cor 5,6-8

Pan ázimo, sin fermento, sin levadura: Ex 12,15-19. Es el pan del apuro: Ex 12,39.

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EL PAN

EN LA BIBLIA

 

EL MANA, «PAN DEL CIELO»

Leemos Éxodo 16, 1-36.                                          [2ª. Cor 8, 13-15]

1. Señalar a todos los personajes.

2. ¿Qué hace cada uno de los personajes a lo largo del relato?

3. ¿Qué ocurre con el maná a lo largo del relato?

4. ¿Con cuál de los panes presentados por los grupos identificarían el maná en cada momento del relato?

5. A lo largo del relato hay distintas indicaciones de tiempo, ya sea dadas por el narrador o puestas en boca de Moisés. Señalarlas.

EL PAN – LOS PANES  

El pan se amasaba en la artesa, instrumento familiar tradicional
(Ex 12,34) con levaduras; en el caso del pan de cebada, de mijo
o cebada virulenta; y del pan de trigo, con levadura de trigo.
El pan es símbolo de la comida en general (Gn 3,31; 37,25;
Ex 2,20; 1 Sm 28,22-25); se le daba un carácter místico y sagrado;
se reconocía la santidad del pan, por lo cual se respetaba hasta en
el partirlo (Mt 6,11; Jn 6,35). Por esta actitud religiosa el pan no se
cortaba sino que se partía con los dedos, porque sería como
cortarse la propia vida (Lm 4,4; Mt 26,26).
Había dos clases de pan: el de cebada, utilizado por los más pobres
(Jc 7,13; Jn 6,9) y el de trigo, utilizado por los más ricos, de modo
que comprar este pan hacía que el individuo se elevara
en la clase social.
Tenían tres formas: pequeños (especie de felipes) que deben haber
sido los que el joven dio a Jesús; los más grandes y redondos, tipo
torta (1 Sm 17,17) y delgados como papel, tipo hojaldre, que se
usaban en lugar de cubiertos y se podían doblar y enrollar para
viajes. (Ricardo Pietrantonio, Itinerario Bíblico, Ed. La Aurora)

Ofrenda a Dios que se comparte con
el necesitado: Lv 23,9-14; Dt 26,1-11.

El pan cotidiano: 1 Re 19,5;
Sal 79 (78) 29; Lc 10,7; Mt 6,11.

El pan y la palabra: Dt 8,3; Lc 24,13-35.

 

La multiplicación de los panes:

* Milagro profético: 2 Re 4,42-44.

* La multiplicación realizada por
Jesús  se encuentra en los cuatro evangelios.
Si bien hay un sentido común en todos ellos,
también aparecen particularidades que cada
evangelista quiere resaltar. Comparar por ej.
el modo en que se hace la dis­tribución
de los panes según  Lc 9,14-16 y Jn 6,10-11. 

El discurso posterior a la multiplicación
sólo se encuentra en  Jn 6,26-66.

El pan en la comunidad cristiana:


La reunión cristiana es «fracción del pan» o «Cena del Señor»: Hech 2,42.

Se realiza una vez por semana, el día domingo: Hech 20,7.

Si el pan no se comparte, no es Cena del Señor: 1 Cor 11,17-27.

SAN PABLO Y LA FRACCIÓN DEL PAN

PARTIMOS DE LA VIDA

Compartimos las lindas experiencias en nuestra celebración eucarística semanal.

ENTRAMOS EN LA PALABRA

☼ El sentido comunitario de la “Cena del Señor” o “Fracción del Pan”

Hech 2,42-47

1ª. Cor 11, 17-34

En este pasaje encontramos: la descripción de la situación

la iluminación con las palabras de Jesús

la exhortación al cambio

1ª. Cor 10, 14-22

☼ Las casas: lugares de reunión y de culto

Hech 1,13; 2,2; 2,46; 12,12;  20,7; Col 4,15; Fl 1-2

☼ Varones y mujeres participan de la celebración

Rom 16,3-5; 1ª. Cor 11,4-5; 1ª. Cor 16,19

ESCUCHAMOS EL MENSAJE

* ¿Existen en nuestras celebraciones eucarísticas divisiones como las que tenían los corintios? ¿En qué las notamos?

* ¿Cómo se vive en nuestras celebraciones el sentido de comunión con los hermanos y hermanas más necesitados?

* ¿Cómo se reparten y comparten los roles en las celebraciones?

* ¿Qué buena noticia tienen estos textos para nosotros/as hoy?

CELEBRAMOS EL COMPROMISO CON LA VIDA

 

El día llamado del sol (el domingo) se tiene una reunión de todos los que viven en las ciudades o en los campos, y en ella se leen, según el tiempo lo permite, los Recuerdos de los Apóstoles o las Escrituras de los profetas. Luego, cuando el lector ha terminado, el presidente toma la palabra para exhortar e invitar a que imitemos aquellos bellos ejemplos.

Seguidamente nos levantamos todos a la vez, y elevamos nuestras preces; y terminadas éstas, como ya dije, se ofrece pan y vino y agua, y el presidente dirige a Dios sus oraciones y su acción de gracias de la mejor manera que puede, haciendo todo el pueblo la aclamación del Amén.

Luego se hace la distribución y participación de los dones consagrados a cada uno, y se envían asimismo por medio de los diáconos a los ausentes.

Los que tienen y quieren, cada uno según su libre determinación, dan lo que les parece, y lo que así se recoge se entrega al presidente, el cual socorre con ello a huérfanos y viudas, a los que padecen necesidad por enfermedad o por otra causa, a los que están en las cárceles, a los forasteros y transeúntes, siendo así él simplemente provisor de todos los necesitados.

Y celebramos esta reunión común de todos en el día del sol, por ser el día primero en el que Dios, transformando las tinieblas y la materia, hizo el mundo, y también el día  en que nuestro salvador Jesucristo resucitó de entre los muertos. (San Justino, Apología, c. 150 d.C.)


ENCUENTRO BÍBLICO: PANES Y PECES

 Sobre el simbolismo del pez, click aquí.

PARTIMOS DE LA VIDA

¿Cómo, dónde, con quién almorcé hoy?

¿Qué hambres pude saciar en este almuerzo?

¿Me quedé con hambre de algo?

 

LECTURA: QUÉ DICE EL TEXTO:  Mc 6,30-44

1. El texto presenta dos partes. Una de los vv. 30-34 y otra de los vv. 35-44. ¿Cuál es el tema de cada una de esas partes?

2. ¿Qué hambres-necesidades aparecen en el relato?

3. ¿Con qué procedimientos se satisfacen esas hambres? ¿Qué personajes intervienen para lograr esa saciedad?

Para profundizar con otros textos bíblicos

4. Podemos ver un antecedente de este milagro en el ministerio del profeta Eliseo:  2 Re 4,42-44. ¿Qué similitudes hay entre el milagro de Eliseo y el de Jesús?

5. Ezequiel profetizó sobre el pastor de Israel en Ez 34,11-31. ¿Qué palabras de esta profecía se cumplen en el milagro de los panes y los peces?

6. ¿Qué palabras se repiten en el relato de este milagro y en el de la última cena: Mc 14,22-25?

7. Hacer una lectura comparada de los seis relatos de multiplicación de panes y peces :

Mt 14, 13-21 y 15,32-39; Mc 6,30-44 y 8,1-10; Lc 9,10-17; Jn 6,1-13

MEDITACIÓN: QUÉ NOS DICE EL TEXTO

¿Existen en nuestro ambiente otras hambres además de las que hemos mencionado en la primera parte del encuentro?

¿Qué «alimentos» tenemos para satisfacer estas hambres de hoy?

¿De qué modo concreto hoy ponemos nuestros cinco panes y dos peces en las manos de Jesús para que El los distribuya?

¿Qué buena noticia tiene este texto para nosotros y nosotras hoy?

ORACIÓN Y COMPROMISO: QUÉ LE DECIMOS A DIOS Y A LOS HERMANOS

A cada oración respondemos: GRACIAS Buen Pastor que nos alimentas

* Porque nos enseñas que compartir el pan no es quedarnos sin comer.

* Porque tú multiplicas y distribuyes lo que tenemos.

* Porque siempre nos das, y nos das de más, y sobra.

* Porque tu Reino es comida y bebida en abundancia para todos y todas.

* Porque en cada Eucaristía nos adelantas el banquete del Reino.

 

Bibliografía

En las parábolas y en otros dichos, Jesús se refiere regularmente a la llegada del Reino de Dios empleando la imagen de un banquete. Lo importante es que el énfasis en un banquete o en una comida festiva como imagen del Reino no queda en simples palabras; este tipo de eventos ocupa también un puesto destacado entre los hechos de Jesús. Aparte de la multiplicación de los panes, los Evangelios atestiguan mediante dichos y relatos una notable presencia de Jesús en banquetes y comidas festivas, costumbre bastante poco ascética y considerada escandalosa por algunos (Mc 2,15-17 y //; cf. Lc 15,1-2; 19,1-10; Mt 11,18-19 // Lc 7,33-34). Compartiendo mesa con todos, incluidos «parias» sociales y religiosos como recaudadores de impuestos y «pecadores», trataba de prefigu­rar el banquete del tiempo final y ofrecer un anticipo de ese acontecimiento escatológico ya durante su ministerio público (cf. Mt 8,11-12 // Lc 13,28-29).

(John P. Meier, Un Judío Marginal, tomo II, pág. 1107)

Artículos de María Gloria Ladislao :

http://www.san-pablo.com.ar/lit/?seccion=reflexion&id=78

http://www.san-pablo.com.ar/rol/?seccion=articulos&id=524 

 

 

 

«A la hora de comer», publicado en el libro «Palabras y Pasos», Ed. Claretiana, Bs.As., 2007 (2a. ed.)

«El lugar está deshabitado y la hora está ya pasada; despide a la gente.»

 

A LA HORA DE COMER

 

…Jesús se alejó en una barca a un lugar desierto para estar a solas. Apenas lo supo la gente, dejó las ciudades y lo siguió a pie. Cuando desembarcó, Jesús vio una gran muchedumbre y, compadeciéndose de ella, curó a los enfermos.

Al atardecer, los discípulos se acercaron y le dijeron:

El lugar está deshabitado y la hora está ya pasada; despide a la gente para que vaya a las ciudades a comprarse alimentos.

Pero Jesús les dijo:

– No es necesario que se vayan, denles de comer ustedes mismos.

Ellos respondieron:

– Aquí no tenemos más que cinco panes y dos pescados.

– Traiganmelos aquí, les dijo.

Y después de ordenar a la gente que se sentara sobre el pasto, tomó los cinco panes y los dos pescados, y levantando los ojos al cielo, pronunció la bendición, partió los panes, los dio a sus discípulos, y ellos los distribuyeron entre la gente. Todos comieron hasta saciarse y con los pedazos que sobraron se llenaron doce canastas. Los que comieron fueron unos cinco mil hombres, sin contar las mujeres y los niños.

 

(Evangelio según San Mateo 14,13-21)

 

La ambientación en la cual se desarrolla la escena la conocemos por boca de los discípulos: «El lugar está deshabitado y la hora está ya pasada.» ¿Pasada para qué? Si era el atardecer, seguramente ya pasada para  la cena. Los discípulos, con tanta gente alrededor, están preocupados por la hora de la comida. Probablemente, de su propia cena. Y el lugar está deshabitado. ¿A quién recurrir? No somos más que este puñado que estamos aquí, y pronto va a ser de noche, y habrá que andar a oscuras y más lento, y además con hambre. La solución propuesta por los discípulos es despedir a la gente, y que cada uno vaya a comprarse algo de comer. Después de haber estado juntos alrededor de Jesús, que se dispersen y que cada uno solucione el problema de la comida por sus propios medios.

Pero Jesús no despide a la gente, al contrario, hace que la gente se quede y se quede más cómoda, recostada en la hierba. Y reparte lo que hay. Los discípulos pasaron de ver a la gente como problema o como adversaria de sus proyectos -la propia cena- a ser colaboradores para que todos comieran. «Comieron todos», dice el texto, o sea que obviamente en ese todos también están los discípulos. En este lugar deshabitado, sin nadie a quien recurrir, todos y todas los que estamos acá, con la presencia de Jesús, comimos con lo que teníamos y quedamos saciados.

Y recién después Jesús – y no los discípulos – despidió a la gente.

Al comenzar el relato los discípulos quieren que Jesús despida a la gente para que vayan a buscarse ellos su propia comida. Después de haber compartido la comida entre todos, después de que comer no fue un acto individualista por el que cada uno sacó sus monedas y compró su pan, sino que comer fue poner en común frente a Jesús lo que  teníamos… entonces sí, después de esto, Jesús no tiene problema en despedir a la gente. Jesús había curado a sus enfermos y había saciado su hambre. Y lo más importante: no los había dejado a merced de sus escasas posibilidades individuales. No había permitido que cada uno comprara la comida  que pudiera – como era el deseo de los discípulos -. Jesús estaba allí para que todos y todas, los discípulos, cinco mil hombres y las mujeres y los niños, comieran juntos.

Como miembro de esta sociedad, profesional universitaria con mi trabajo y mis posibilidades económicas -aunque sean las posibilidades económicas que da vivir en la Argentina- tengo los medios suficientes para ir y comprar mi comida. Para buscarme un refugio yo en este lugar deshabitado y procurarme mi alimento. La cuestión es que con las transacciones comerciales se calma el hambre pero el espacio sigue estando deshabitado: me compro mi comida y la como en mi casa. Creo que no podemos los cristianos seguir denunciando simplemente que esta sociedad neoliberal es individualista mientras nos vamos contagiando y confundiendo en ella.

Como discípula, a veces también siento la «molestia» de que mi cena, que yo me compré con mis monedas, se demore por las necesidades de los otros. La tentación de resolver mi cena, la de mi esposo, la de mi familia, la de mi  grupito, y que los demás, bueno, que se arreglen con sus medios. Que vayan ellos a comprarse su comida a otro lado. La transformación de los discípulos en este texto es tremenda: de querer sacarse el problema de encima pasan a poner lo que tienen y colaboran en la distribución. Con lo cual, también quedó resuelto el problema de la cena de ellos.

De las muchas lecturas que tiene este pasaje, hoy quiero rescatar esta. El Evangelio como esa palabra que nos asegura que la solución no siempre es dejar que cada uno se arregle como pueda. Que nos incita permanentemente a confiar en que es mejor comer con otros. Que las escasas posibilidades individuales pueden resolver el problema si no nos dispersamos. Que cualquier lugar deshabitado e inhóspito puede convertirse en espacio de relaciones. Que poner los propios panes en común no me obligará a renunciar a mi cena sino, al contrario, la transformará en abundancia, banquete  y fiesta.

Lic. María Gloria Ladislao

Otros:

María Silvia Olivera, http://www.sion.org.ar/apuntesbiblicos/apuntesbiblicos_n8.pdf

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5 pensamientos en “Panes y Peces – Harina

    • Hola! Feliz Pascua! Tanto este libro como «Jesús miraba mujeres» los publicó Ed. Claretiana. Hay una sucursal en Paraguay y Rodríguez Peña. Te mando un beso grande!
      Gloria

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