El 30 de Septiembre la Iglesia celebra a San Jerónimo.
San Jerónimo era reconocido por su dominio de las lenguas bíblicas y sus estudios sobre las Sagradas Escrituras, cuando en el año 382 el Papa Dámaso lo convocó a Roma para que revisara la traducción de los evangelios al latín. En Roma, San Jerónimo se dedicó a esta tarea y además transmitió sus conocimientos a un grupo de mujeres romanas que colaboraron con él en su trabajo, entre ellas Santa Marcela, Santa Paula y Santa Eustoquia.
Más tarde se trasladó a Belén, donde continuó traduciendo toda la Biblia. Esa versión de la Biblia en latín se conoció con el nombre de Vulgata, ya que fue divulgada en toda la Iglesia. Además de la traducción, Jerónimo escribió una introducción a cada uno de los libros de la Biblia, y otras obras teológicas. Murió en Belén en el año 420 . Es patrono de traductores y biblistas.
“Yo te pregunto: ¿Qué cosa más sagrada que los misterios de la Escritura? ¿Qué platos, qué mieles hay tan dulces como el saber la prudencia de Dios y el entrar en sus secretos, y el calar el sentido del Creador y las palabras de tu Señor Dios? Tengan otros, si gustan, sus riquezas, beban en copas de perlas, reluzcan entre sedas, deléitense con el aplauso popular y busquen triunfar en su opulencia. Nuestra riqueza sea meditar en la Ley de Dios día y noche.” (Carta a Paula, del año 384)
Volver a la página principal, click aquí.
Sobre el trabajo de las mujeres traductoras, click aquí.